El Pleno de la Junta Municipal de Vicálvaro aprobó el 19 de octubre de 2017 poner el nombre de Margot Moles al Centro Deportivo Municipal del Casco Histórico de Vicálvaro. ¿Por qué este nombre? Pues porque Margot no sólo fue una pionera del deporte femenino, fue la primera mujer en practicar atletismo junto a su hermana Lucinda en 1929, sino que, además, fue probablemente la deportista española más completa del siglo XX y, sin embargo, olvidada durante 80 años.Se ha querido rescatar del olvido a esta mujer porque no sólo se enfrentó a las dificultades propias de la actividad deportiva sino porque, además, tuvo la entereza necesaria superar los convencionalismos, las trabas e incluso los vetos de una sociedad en la que el simple hecho de ponerse una ropa deportiva era un reto impensable para la mayoría.
Margot Moles, vinculada a la enseñanza deportiva, acumuló un palmarés irrepetible en cuatro deportes totalmente diferentes: atletismo, natación, hockey y esquí. Fue campeona de España de esquí, de lanzamiento de peso y de disco, así como de hockey durante tres años seguidos. Mantuvo la plusmarca española de lanzamiento de disco tres décadas y la plusmarca mundial de lanzamiento de martillo más de cuarenta años.
A principios de los años treinta, Margot Moles era conocida como principal figura femenina de la Sociedad Atlética, cofundadora del Club Canoe Club y destacada nadadora del mismo, y campeona de esquí por el club de alpinismo Peñalara. A partir de 1932 comenzó a destacar también como jugadora de hockey, deporte que alcanzó gran popularidad entre las estudiantes universitarias de Madrid. Con su intensa dedicación y sus grandes cualidades, Margot se convirtió en poco tiempo en la deportista más popular de España y durante los años de la II República acumuló trofeos y títulos oficiales en todas las disciplinas en las que participó. Además, compitió en torneos internacionales y abrió el camino olímpico para las mujeres. Solo la guerra civil y la posterior dictadura franquista consiguieron truncar su impresionante trayectoria deportiva.
También su vida personal sufre un vuelco pues, entre otras vicisitudes, toda su familia parte para el exilio y su marido, Manuel Pina (también destacado esquiador), es encarcelado y finalmente fusilado en 1942 por luchar en el bando republicano. El régimen franquista le impidió trabajar y hacer deporte por lo que, viuda y con una niña de tres años, tuvo que ganarse la vida bordando y alojando a estudiantes americanas en su casa.